o
en el que el sol no queme la piel sino que abrigue.
Que
alcance para el amor y le haga inolvidable.
Sin
noche… o con ella retrasando el
amanecer.
Que
en su lentitud permita contar cada inhalación
de
respiro tranquilo,
sometido
a la lectura de una incontable cantidad de libros,
para
que la luz muestre su rostro más claro.
Un
día, en el que caminar el campo deje ver cómo el viento
hace
serpentear al trigo como
si el propio espíritu creciera.
Poder
aprender lo que significa esperar
y
ahora tengo esperanza de
que exista un solo día
de
solvencia mental,
con
el poder de filosofar para
ablandar la defectuosa verdad.