Uvas como estrellas



Aleatorias piezas de cometas y colapsos
en brillo de uvas celestes de nocturno frutero.
El río oscuro que divide las tierras del horizonte
refleja con ojos que miran apuntando armas.

Se levanta del piso con figura irregular
la oscura sombra que aplaca la verdadera verdad
juzgando la acción real del cancerbero
del manantial del que brota la libertad.

Qué sale del revuelto circunstancial?
– entre palmeras de piña –
De la infortunada imprevisión
en la que cada emoción busca prioridad.

Si el llanto solucionara la esférica negritud
que se queda vacía a culpa desconocida
las madres llorarían con desconsuelo
intentando solucionar más.

Humo denso puebla con silencioso arrullo
el recipiente de naturaleza muerta
cuyos frutos, bodegonados, se deterioran en el lugar
evadido a propósito por la estratégica guerra.

Habrá amanecer y habrá de ser vista la cruda ignominia
en la agorafóbica felonía victoriosa.
¿de qué está hecho el hombre para pensar?
Y, ¿qué está en su pensamiento para obrar?

Simbiótica decadente

Avanzamos a la muerte,
causándole o encontrándole,
por acción u omisión.

Montados en soberbia
nos hundimos,
más allá del fondo.

Desadaptados, superpoblados.
La virulenta enfermedad de la tierra
encontrará su punto de inflexión.

No te has dado cuenta?
somos enfermos terminales
en un mundo menos redondo.

Los imperios solo cambian de emperador
y en la cumbre caen,
avalando del profeta la visión.

Acompaña a la decadencia,
la consabida simbiótica,
alimentando otra civilización.